martes, 15 de mayo de 2012

El aderezo se superpone a la naturaleza.




Los cuerpos se visten a través del desnudo, que ya no es una carencia, un estado de deshojamiento o de indigencia en que el retratado se siente "en cueros". En el desnudo, se olvida la desnudez, su sentido se invierte hasta transformarse en plenitud. El desnudo lleva la mirada a su máxima expresión, pues se ofrece a la contemplación. Al pasar de un término a otro se pasa de la vida al arte.

"Cada desnudo desencadena una revelación particular"

Bertrand Lorquin.

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