martes, 5 de junio de 2012

Serenity





Viernes por la noche, me disponía a resguardarme entre las paredes de mi casa, bajo luz cálida con un poco de jazz en itunes y la serenidad de mi yo, queriendo olvidar por un momento el ruido de afuera: las trivialidades del mundo. 

Tenía tiempo deseando volver a pintar, incluso, ya había comprado un lienzo en blanco que pasó algunas semanas así, en blanco. Esa misma noche, lo miré y supe que era el momento de ponerle color. Saqué algunas pinturas y pinceles que ya tenía y, sin nada viajando por mi mente, empecé por llenarlo de pinceladas en azul. Pero cuando ya supe que me estaba dibujando, me detuve unos segundos a pensar como sería la boca, en ese momento mi estado de ánimo no se parecía al de una sonrisa, sin embargo opté por pintarme sonriente.

A la mañana siguiente, me desperté con sed de algo nuevo, me observé en el espejo justo así como me había levantado y pensé: "¿por qué no?", fue entonces que salí en busca de mi cámara y un "play" a la música. La diversión comenzó...

El temporizador no dejaba de sonar una y otra vez, hasta que vi el lienzo que ya había estrenado la noche anterior. Lo puse frente a mi cara deseando, por primera vez en mi vida, que nadie me leyera la expresión.

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