Muchas veces me he
cuestionado cuánto de nuestro tiempo desgastamos sin hacer lo realmente queremos,
sin decir lo que sentimos y pensamos, ocultando nuestra verdadera esencia por
miedo a sentirnos vulnerables, diciendo que “si”, cuando realmente queremos
decir “no”; dejando de ser quien realmente somos, sacando nuestra mejor cara
para agradar a los demás,
subestimándonos, comparándonos con los otros, tratando de ser la persona
que las demás desean que seamos, creyéndonos incapaces, viviendo en el futuro o
clavados en el pasado, responsabilizando a otras personas de nuestra propia
felicidad, sobreviviendo a nuestras propias exigencias, amenazados por el “tengo que” o “debo de”,
evitando o ahogando nuestros sentimientos,
sin ser conscientes de nosotros mismos, sin salir de nuestra zona de
confort por miedo a arriesgarnos y “perder”….¿Cuánto tiempo de nuestra corta y
valiosa vida olvidamos que estamos aquí únicamente para ser felices y disfrutar
del camino del aprendizaje?
Desgraciadamente, invertimos
mucho tiempo gastando energía en cosas o situaciones que no valen la pena y así
se nos va la vida. Quizá algún día nos volveremos atrás y lleguemos a
lamentarnos por todo lo no hicimos y quisimos. Pensar en que un día pueda
llegar ese momento en el que me lamente
y no me quede tiempo para resolverlo, realmente me aterra. Creo que uno de los mayores errores del ser
humano es creer que tenemos tiempo. Cuando eres consciente de que la vida es un
momento, -este momento en que yo estoy escribiendo, ese momento en que, quizá,
tu puedas estar leyendo y preguntándote a que me refiero- esa es la vida, ese
es el tiempo del que disponemos, el pasado ya se convirtió en historias y el
futuro no existe, lo único que tenemos es esto, el hoy, el aquí y ahora.
Nuestra única oportunidad para detenernos, mirar adentro y a nuestro alrededor,
brincar la acera, comenzar a volar y disfrutar del viaje es hoy.
En este mundo hemos hecho
años de escuela, con la esperanza de aprender un cumulo de conocimientos que
supuestamente nos ayudaran a que nuestra vida sea más placentera y la verdad
aún no estoy segura de quesea así , o bien, que ese realmente sea su objetivo o
haya otro de fondo. La formación educativa, se ha limitado a la transmisión de
información, en su mayoría, información inaplicable para la vida y las cosas
importantes, sólo es un puñado de información que no invita a la reflexión, el
análisis o la creatividad y que ocupa gran parte de nuestro pensamiento.
¿Por qué desde pequeños no
nos enseñan a confiar en nosotros mismos, a valorarnos únicamente por ser quien
somos, a sentir alegría por ser esa persona aún con carencias y debilidades, a soñar y sabernos capaces, a ser
autosuficientes, a comunicarnos, a conocernos y reconocer nuestros
sentimientos, a respetarnos primero a nosotros mismos?... ¿Por qué? Quizá la
respuesta a mi pregunta tenga que ver con intereses económicos y políticos que no
sean tema para este momento.
Total si ya estamos
consientes de que somos nosotros mismos los que debemos empezar a trabajar por
nuestra propia autoestima, será más fácil alcanzar un vida más plena, llena de
oportunidades y sueños cumplidos.
Personalmente, la autoestima
representa la base de todo nuestro andar por la tierra, con ella podemos hacer
que el camino, aun con riesgos, “fracasos”, miedos… siga sorprendiéndonos. Pues
son inimaginables las ventajas que se tiene cuando encontramos el amor dentro
de nosotros: relaciones enriquecedoras, ser asertivo, empático, respetuoso,
autosuficiente, experimentar el sentimiento de merecer, saber dar y recibir,
brindarle el gran valor que tiene cada ser humano, por el simple hecho de
serlo, felicidad, confianza en nosotros
mismos y la certeza de tener una vida para vivirla y disfrutarla.
Scarlet.