sábado, 4 de febrero de 2012

Mis inicios






Cuando comencé a estudiar fotografía utilizaba una cámara analógica. Todo era tan manual que el exposímetro no le servía y así era como, con la poca información de primeriza que tenía, me ponía a medir la luz natural que había en el momento de querer registrar, es decir, me limitaba a adivinar los valores de la velocidad de obturación en combinación con el tamaño de abertura.

Al principio me pareció complejo, muy matemático, pero estas debían ser unas matemáticas adorables, porque hasta me gustaban. Por fin, había terminado con la película y feliz iba a revelar, con esa intriga de conocer los resultados.

Fail!!

En las dos primeras ocasiones, las fotos me salían quemadas, y eso si tenía suerte, porque en muchas otras no me salía NADA. Llegué a pensar que la que no servía era la cámara (estaba muy vieja), pero claro esta que la que no funcionaba era yo.

Poco después la esperanza se iba acercando a mi vida, de no salirme nada bien, el rumbó giró y comencé a funcionar, era una alegría/orgullo ver los resultados en papel fotográfico.

Con el tiempo tuve la oportunidad de comprarme una digital y me olvidé de la fotografía analógica, aquella con la que aprendí lo que sé. Ahora, luego de algunos años, vuelvo a retomarla, pero esta vez con una Fisheye y he decir que he vuelto a ser conquistada.


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