martes, 21 de febrero de 2012

Mi vida, mis placeres.




Camino a la aventura.




Todos estos paisajes me los regaló el mismo día y el mismo lugar en diferente tiempo.

Como un ave volando en libertad.

A media tarde sin saber lo que más tarde presenciarían mis ojos.

Mi vida esta ahí.

Luz y más luz natural, un extasis.

Caía la noche y me despedía de uno de los mejores momentos de mi vida.

La puesta de sol escondida entre las palmas.

Los días también nacen, crecen, se desarrollan y mueren con la noche.

Estar envuelta por ese escenario no tiene palabras suficientes.

Y se veía aun mejor con los ojos.








Se acercaba el fin de semana mientras planeaba como huir de la capital michoacana con destino al mar (mi casa). Mi papá cumplía años y sin que él lo esperara toqué a su puerta con un tremendo grito:

- !Felicidades!

Conmovido y realmente sorprendido, me ató entre sus brazos fuertemente llenándome de besos.

-Vaya el plan había funcionado con mi mamá y hermano de complices-

El fin de semana marchaba bien, siempre estar en casa con mi familia me llena de vida, me carga de energía y sabiduría para poder continuar. Pero definitivamente, el sábado fue uno de esos días que se te tatúan en el cuerpo, mente y alma: simplemente inolvidable. Es como asegurar que los sentimientos de ese momento estarán completamente vivos el resto de tu vida, así como tener la capacidad de ponerles "play" una y otra vez cada que lo desees.

Estando en la playa, pudimos presenciar una escena natural preciosa, casi irreal cuando sabes maravillarte del mundo y sus bondades.

Estar ahí, envuelta por esas formas y colores fue como estar dentro de la esfera más hermosa e infinita del mundo. Es un momento de esos en los que, por la inmensidad y belleza de la vida, te das cuenta que sólo eres como una hormiguita en el pasto, algo extremadamente pequeño que sólo ocupa un lugar en el abismo terrenal, y que por lo mismo, nuestros "ENORMES" problemas o preocupaciones no son nada, absolutamente NADA.

Incluso puedo recordar aquella canción de Kinky- Avión, la parte en la que dice: "toda realidad es una hormiga si la vemos desde arriba".

Avanzaba la caída de la noche, yo seguía respirando profundamente, riéndome de mi, de la vida y la belleza como una loca. Me repetía una y otra vez: "es que esto no existe", " es irreal Jacqueline, es irreal". Como podía negar lo innegable, el paisaje estaba ahí, yo estaba ahí, mi cámara estaba ahí, mi alma también estaba ahí: Dios estaba ahí.

Podía sentir la armonía del mundo, de mis sentidos y el placer de la paz interior. Un momento realmente profundo, de interacción con Dios y la belleza de su creación.

Me llené los pulmones de gratitud, me llené la vida de vida.








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