domingo, 29 de septiembre de 2013

Jugar con ellos.



Hace unos días platicando con una gran amiga coincidíamos en lo difícil que puede llegar a ser tener un blog y escribir para uno mismo, sabiendo que con una pizca de coincidencia, tú o cualquiera, puede acceder a el y leerte. Todavía recuerdo el temor que me daba mostrarme; no sabía ser yo en letras, traducirme a imágenes y textos, pero mucho menos sabía cómo lidiar con el temor de abrirme, de poner al descubierto mucho de lo que pasa dentro de mi mente y de mi cuerpo. Es difícil, realmente lo fue y lo sigue siendo para mi. Es como pensar en desnudarte frente a una multitud desconocida y decirme a mi misma: "aquí estoy, esta soy yo, recuérdame así para siempre".

Estoy segura de que gran parte del miedo que puede provocarnos esto, se debe a los juicios e interpretaciones que se puedan emitir hacia nosotros y, por lo tanto, despertar ese sentimiento de vulnerabilidad ante los demás. Por eso es que nos hemos vuelto expertos en comprar y ponernos pelucas, disfraces, máscaras y maquillaje. Hacemos todo lo que nos sea posible para cubrirnos y que nadie logre vernos, tocarnos y hacer vibrar nuestras fibras más sensibles. De esa manera evitamos  sentir dolor, rechazo o la vulnerabilidad que nos tiene cautivos. 

Yo también tengo miedo, mucho, también me cubro y me disfrazo en menudas ocasiones, pero me cansó, me canso muy rápido de cargar y cubrirme con tantos harapos; prefiero la desnudez, la pureza, la nitidez de mi alma... palpar la libertad. Es difícil pensar en quitarme la ropa con estas letras, pero me es más difícil asfixiarme con ella. Sigo teniendo miedo, pero disfruto jugar viendo asustados a mis temores.   

Scarlet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario